Las potencias emergentes: Estados Unidos
La evolución de Estados Unidos durante la industrialización fue similar
al de los países europeos: consolidación nacional, crecimiento de la
población y desarrollo industrial.
La expansión territorial hacia el oeste contaba con el problema de la
ocupación de las tierras por la población indígena: el establecimiento
de tratados y los enfrentamientos con las distintas tribus los fueron
desplazando hacia el oeste para acabar confinándolos en reservas. Estas
nuevas tierras colonizadas eran divididas por la administración en
grandes parcelas regulares que luego eran vendidas; también se permitió
la explotación libre de las mismas, que posteriormente se legalizaban
como propiedad privada (Pre-emption Act) o incluso, a medida que se
avanzaba hacia el oeste, se llegaron a entregar gratis para favorecer el
poblamiento de estos territorios.
La gran cantidad de inmigrantes jóvenes que llegan al nuevo país
propicia una altísima natalidad y un intenso crecimiento de la
población. Entre los factores que favorecieron la llegada de las oleadas
de inmigrantes destaca la libertad religiosa y los repartos de tierras
realizados por el gobierno.
Las diferencias entre el norte y el sur
Entre los estados del norte y del sur existían grandes diferencias. El
sur era agrario, destacando las grandes plantaciones de algodón. Su
escaso desarrollo industrial le obligaba a importar numerosas
manufacturas, por lo que defendían el libre comercio para conseguir
mejores precios, ya que en las plantaciones se trabajaba bajo régimen de
esclavitud. En cambio, el norte lograba una industrialización más
intensa, lo que obligó a tomar medidas proteccionistas ante la llegada
de productos industriales británicos.
Incluso en el desarrollo agrícola había preferencias: mientras en el
norte, los cereales se cultivaban en pequeñas propiedades, la
explotación esclavista sureña se desarrollaba en grandes plantaciones de
algodón, por lo que incrementaban su productividad, si contaban con
mayor tamaño y número de esclavos.
También existían diferencias a la hora de plantear la colonización hacia
el oeste. Mientras los estados del sur eran favorables a extender la
esclavitud en los nuevos territorios, el norte apostaba a extender el
ferrocarril y desarrollar las ciudades y el comercio. El norte era
multirracial y liberal, mientras que el sur era conservador y
predominantemente anglosajón.
Las elecciones presidenciales de 1860 dieron por ganador a Abraham
Lincoln, un abogado antiesclavista. Los estados del sur no reconocieron
el triunfo y plantearon la secesión de la Unión, formando los Estados
Confederados de América (1861), desembocando en el estallido de la
Guerra de Secesión (1861-1865), que finaliza con la victoria de los
estados del norte.
Tras la guerra, el Congreso estadounidense promulgó una serie de
enmiendas a la Constitución en las que se aprobaba la igualdad de
derechos políticos para la población afroamericana. El sur quedaba en
una situación de dependencia respecto a los estados del norte, lo que
significa la decadencia de su modo de producción tradicional basado en
las grandes plantaciones y la implantación del sistema industrial en
todo el país.
A la guerra siguió un extraordinario desarrollo económico basado en los siguientes factores:
- Desarrollo industrial basado en el algodón, la madera y la siderurgia. Como había ocurrido en Europa, el ferrocarril actuó como motor de este desarrollo.
- Desarrollo agrario gracias a la mecanización y la explotación de nuevas tierras.
- Gran mercado nacional basado en una amplia red de transportes, donde el ferrocarril y la navegación a vapor tienen gran importancia. Sus dimensiones suplían los beneficios que podía aportar un mercado internacional.
- Aumento de la población y del consumo, con la continua llegada de inmigrantes.
- Concentración industrial.
- Nuevas técnicas de producción y nuevos planteamientos de las formas de trabajo (producción en serie, taylorismo).
De este modo se va configurando el gran entramado industrial
estadounidense en el que se consolidan empresas tan importantes como
Standard Oil, General Electric, Westinghouse o Ford Motor Company.
Fuente: Juan Carlos Ocaña y otros. Historia del Mundo Contemporáneo.
McGraw-Hill/Interamericana. Madrid, 2008
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